lunes, julio 03, 2006

Ignacio Javier Javier-Ignacio XVII

Así que retomamos esta historia en sus inicios, no en el regreso.
Nacho estuvo tal vez un año o quizá dos o poco más en la finca, en la costa oaxaqueña. Tu abuela me decía que trabajando muy bien y yo me sentía contenta por ellos.

Aquí se pone de manifiesto mi incapacidad con la cronología. Se me han perdido los tiempos, también los propios, con mayor motivo los ajenos.

Es el caso que cuando todo sucedió vine a enterarme de las cosas, porque aunque no los frecuentara mucho, cuando algo malo les sucedía, siempre venía a involucrarme voluntariamente.

Pues si, estaba trabajando en la finca, pero comía mal, bebía mucho y utilizaba otras cosas, así que su naturaleza, a pesar de ser fuerte, no pudo seguirle el ritmo y empezó a perder la razón.
Dicen que para muestra basta un botón, pues te contaré que un buen día Nacho decidió que una enorme, monolítica roca que se sostenía en equilibrio sobre el río —iba a decir precario, pero de ser así, ha mucho tiempo que se habría derrumbado y nunca sucedió— pues te decía, esa piedra se veía desde la casa porque estaba cercana y Nacho pensó que tenía que estar cansada, por tanto tiempo de mantenerse en esa posición, y dijo que le había pedido ayuda.

Así que puso a los mozos a cortar árboles, a socavar la tierra bajo la piedra, todo con el objeto de apuntalarla y permitir que reposara sobre los troncos de árbol, la verdad se trataba de un trabajo peligroso, porque el equilibrio de la piedra era ancestral y al mismo tiempo escaso, así que los trabajadores estaban corriendo el riesgo de restarle su base natural y morir sepultados, pero ahí estuvo Nacho en primera fila, mostrando a los mozos cómo y qué debían hacer.

También dejó de cortarse el pelo y la barba por meses y un buen día, sin más ni más se metió dentro del monte.
Estuvo perdido no se por cuánto tiempo, hicieron lo que pudieron para encontrarlo y sólo cuando no fue posible hacer más, le avisaron a mi mamá y ella entonces me llamó. Esto fue rezar y llorar esperando que apareciera; que apareciera vivo. Y sucedió, alguien lo halló escondido en una cueva, enmontado en algún paraje remoto, más allá de los cafetales, mucho más abajo, en las tierras secas de los terrenos costeros, entre el Copalita y Zimatán, con los brazos, cara y piernas desgarrados por las ramas y espinas y también por los piquetes de insectos, muerto de hambre y sin bañarse. Cuando lograron sacarlo de aquél recodo para traerlo, su aspecto era terrible.

Ya en Oaxaca el querido Doctor Toriz fue quien lo sacó de esa crisis, pero los medicamentos lo tuvieron en una situación que daba tristeza de ver, caminaba en un mismo lugar, levantando los pies, una y otra vez, una y otra vez, sin parar y sin abandonar el mismo espacio, la saliva le escurría y tenía problemas para hablar y nosotros para entenderle.
Creo que nunca antes me sentí tan triste y preocupada por él, no creí que pudiera regresar pero volvió. Gracias a Dios volvió a ser el Nacho de siempre; aunque este vino a ser otro aviso desatendido, porque ya recuperado, poco tardó en irse nuevamente a la costa, para emprender otra de sus andanzas.

13 comentarios:

fgiucich dijo...

Vengo en primer lugar, para seguir el hilo de esta historia y tratar de interpretar lo que puede pasar por la mente un ser humano, para transitar por esos caminos. Abrazos.

Lilian dijo...

Me sorprende esta historia, porque cada vez toma rumbos inesperados, es evidente de que así es la vida.
Besos
desde Baires

Anónimo dijo...

Te sigo leyendo aunque no deje huella...pero ahora quisiera saber como estas? espero y no te afecte lo que se esta viviendo en tu maravillosa ciudad...es una pena realmente...
saludos cariñosos

Lety Ricardez dijo...

A mí que lo vi pasar, no me cuesta trabajo entenderlo, me cuesta aceptarlo, porque era natural, cuando se ve hacer cuando el más joven sigue a los grandes y quiere demostrar su madurez compitiendo,

Es entonces cuando una rienda tirante rinde mejor fruto que el consentimiento, aunque se enojen Don Fer, aunque se enojen,

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Hola Lilian, ojalá hubieran sido otros los rumbos, no estaríamos ahora contando la historia, la alegría da menos que decir,

Te abrazo amiga mía


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Hola Menkanta:

Han sido días difíciles me he sentido indignada, preocupada, afectada, pero viva, aquí estamos afrontando la situación, pero espero que los días buenos retornen pronto,

Gracias por tu cariño

Laura dijo...

Te vengo pisando los talones, siguiendo de cerca tu relato y acompañándote en este tránsito.
Muchos besos

Lety Ricardez dijo...

Hola Laura, gracias por tu generosa y amable compañia, en estos últimos días mi paz ha sido perturbada, primero el problema magisterial, despues nuestras elecciones pero principalmente esta historia que se actualiza y remueve,

me reclino en tu hombro amigo

Indianguman dijo...

Paso por aquí y dejo un silencio...
......................
qué puedo decir, qué hacer más que escuchar sobrecogida.
qué ganas de saber más de sus batallas internas de las motivaciones de Nacho, pero el no te las confidenció a ti. ojalá Javier I. posea generosidad y entendimiento

Besos, espíritu bello

. dijo...

Es una lástima que la cabra tire al monte.
Yo tengo un amigo muy parecido al tuyo y te aseguro que da pena de oirle hablar, está saturado de sustancias extrañas y no tan extrañas. Lo peor de todo es que perdió a su familia por eso. Y como el tuyo, a veces se rehabilita en el monte, pero cuando ha recobrado fuerzas.....repite de nuevo.
Es de agradecer que escribas esos hechos.

Ven a conocer a Pipo.

Un beso grande.

bohemiamar.

Diana L. Caffaratti dijo...

Descubro que escribimos para exorcisar dolores, o pequeños fantasmas, a veces algún hada, un trozo de pasado, fragmentos de vivencias, ciertas vergüenzas... Siempre, siempre, lo que guarda el alma.

Lety Ricardez dijo...

¿Tú lo percibes verdad IndianGuman? Se requiere generosidad y entendimiento para aceptar lo que escribo. A veces pienso si sería bueno que fuera un lector silencioso, que nos estuviera escuchando, como a veces presiento a Tristán, también silencioso

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Hola BohemiaMar, esta tirada al monte me llega más hondo porque quien así lo hacía era más que mi amigo, sangre de mi sangre,
decía mi madrina, que me dejó en herencia los dichos populares, que "para que la cuña apriete ha de ser del mismo palo" así sucedía en este caso

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Y algunas veces la palabra escrita surge como lava de volcán, otras como sonido que se fuga de una caracola que una niña acerca a su oído, otras se arrancan como una arenilla que martirizó a una ostra, porque ah como duelen las palabras

Davide dijo...

Chi ha vinto le elezioni in Messico? Qui in Italia ci sono notizie confuse.
Saluti Davide

Araceli Gallardo Peña dijo...

Es de los dolores más profundos ver a un ser amado en esas condiciones, creo entenderte.

alejandra dijo...

Yo veo luz en tu hermano, un luz que sólo los capaces de ver más allá podrían ver y tú la viste y nos la transmites con tus palabras. Me impresionó que haya hablado con la piedra, sobre todo porque yo también a veces oigo hablar a las cosas. Sigo leyendo, fascinada...

Gracias por leerme, tú das razón de ser a este blog